Hoy les comparto el artículo que se publicó en Psicología y mente sobre este tema, cuyo autor es el Psicólogo Juan Armando Corbin y se titula:

“Los gatos aman a los humanos mas de lo que solíamos pensar”

Los gatos son excelentes animales de compañía, y una de las mascotas favoritas de muchas personas. Los beneficios de tener mascotas como este felino han sido demostrados por la ciencia, pues según algunas investigaciones, éstos ayudan a prevenir alergias en los niños, evitan infecciones respiratorias, mejoran el estado de ánimo e incluso aumentan la autoestima. Además, los gatos son empleados en terapia psicológica, lo que se conoce como gatoterapia.

De hecho, es tal la popularidad de los gatos que la relación que establecen con los humanos ha sido motivo de estudio en diversas ocasiones, algunas veces con resultados sorprendentes.

Eso sí, estos animales suelen tener fama de ser algo egoístas e interesados, especialmente cuando hay alimento por medio. Pues bien, esta idea que tenemos de los felinos domésticos parece haber sido desmentida. Al menos, según afirma un estudio del que nos hacemos eco en este artículo.

La relación del hombre con los gatos a lo largo de la historia

Desde tiempos ancestrales el ser humano siempre ha tenido la tendencia a domesticar animales. Si bien históricamente siempre nos habíamos rodeado de algunas especies como las vacas, las ovejas o los caballos (que servían para cubrir algunas necesidades básicas: comida, vestimenta o incluso movilidad…), otras especies como los gatos o los perros, en tiempos más recientes, han tenido una relación de mayor cercanía con sus dueños. Los perros, a diferencia de los gatos, han sido utilizados para otros fines, por ejemplo, la caza o la protección.

El origen de los gatos como animal domesticado se remonta a Egipto en el año 3000 aC, cultura en la que se les consideraba seres divinos, manifestaciones de la diosa Bastet. Tal era la admiración y el respeto de los egipcios hacia los felinos que la historia cuenta que perdieron la famosa batalla contra los persas por no querer dañarles.

Para leer más, visita psicología y mente.net.

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